Quiero hablar de amor, pero no de ese
que encuentra en el 14 de febrero, su máxima
expresión de falsedad y trata de cubrir los vacíos
en las soledades abrumadoras de una pareja.
No de ese amor vanidoso que se manifiesta
a través del lujo, dinero y derroche, con los bellos
y costosos ramos de flores, al igual que los
enormes peluches y las cenas con vino tinto.
No del amor pecado que se da entre bambalinas
y lejos de las mordaces críticas de la sociedad.
De ese amor prohibido que guarda entre sábanas,
el engaño, el dolor, la moral y el remordimiento.
No de ese cariño verdadero entre la familia,
hacia los cónyuges, los hijos, nietos y hermanos,
ni el que le profesamos a los verdaderos amigos,
y personas que complementan el amor necesario.
Quiero hablar…
de los rostros ocultos y olvidados del amor.
Del amor verdadero hacia los niños de las calles,
víctimas de las drogas, explotación y delincuencia.
Quiero hablar…
del amor solidario a las personas que día a día,
dibujan en su cuerpo a sangre y lágrimas, el dolor,
temor y sufrimiento de una enfermedad terminal.
De aquellos seres que después de tantos años
de amor sin condición hacia sus hijos y nietos,
esperan resignados los últimos días de su existencia
en el oscuro y frío rincón de la indiferencia familiar.
De las mujeres sin destino, oprimidas, agredidas,
Marginadas, sin esperanza en la familia y la sociedad.
Mujeres que sepultan con rabia, su fe y dignidad,
bajo la loza de sus íntimo temores y desesperanzas.
De esto quiero hablar en este 14 de febrero.
Qué este día especial del “Amor y la Amistad,
sea un gran día de fiesta universal y que brindemos
también, por estos rostros ocultos y olvidados del amor.
¡¡¡FELICIDADES!!!